- La Ley de Representación Paritaria y Presencia Equilibrada de Mujeres y Hombres marca un hito en la representación femenina en altos cargos y organismos públicos.
- Aunque la ley fortalece el principio de paridad en numerosos sectores, su aplicación más flexible en sindicatos y asociaciones empresariales ha generado críticas.
- UGT considera que esta flexibilidad podría retrasar el avance real hacia la igualdad en algunos ámbitos.
- La ley también introduce medidas importantes en el deporte, la contratación pública y la evaluación de méritos en I+D+i, aunque persisten desafíos en la lucha contra la precariedad y la discriminación de género.
Un paso hacia la igualdad en cargos de responsabilidad
La nueva Ley de Representación Paritaria y Presencia Equilibrada de Mujeres y Hombres, aprobada en 2024, representa un avance significativo en la lucha por la igualdad de género en España. Este marco legal, que busca garantizar una presencia equilibrada de mujeres y hombres en puestos de responsabilidad, establece que ningún sexo debe tener una representación superior al 60% ni inferior al 40% en organismos y altos cargos de la Administración General del Estado, empresas cotizadas y otros organismos clave.
La ley refuerza el principio de paridad ya recogido en la Ley 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, haciéndolo obligatorio en un amplio espectro de instituciones, incluyendo el Gobierno, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, y entidades del sector público estatal. Este avance legal pretende consolidar la igualdad de género como un principio básico en la estructura de poder del país.
Aplicación flexible y críticas desde el sindicalismo
Sin embargo, la ley introduce una aplicación más flexible del principio de paridad en ciertos sectores, como los órganos de representación y administración de los sindicatos y asociaciones empresariales. Según la nueva normativa, si el porcentaje de miembros del sexo menos representado en estos órganos no alcanza el 40%, se requerirá una explicación motivada de las causas y un plan para corregir esta disparidad, cuya aplicación efectiva comenzará en junio de 2028.
Esta flexibilidad ha sido objeto de críticas, especialmente desde el ámbito sindical. La UGT ha expresado su preocupación por que esta laxitud beneficie principalmente a las asociaciones empresariales, permitiéndoles retrasar el cumplimiento de la paridad y, en consecuencia, obstaculizando el avance hacia una igualdad efectiva. La UGT, que ha aplicado el principio de paridad en sus órganos directivos durante décadas, considera que la ley debería haber sido más estricta en su implementación.
Impacto en otros sectores: deporte, contratación pública e investigación
La ley también introduce reformas en otros ámbitos importantes. En el sector deportivo, se exige a las federaciones y ligas profesionales que implementen protocolos para prevenir y actuar ante situaciones de discriminación, abusos y acoso sexual o por razón de sexo. Estos comportamientos, ahora considerados infracciones muy graves, deberán ser abordados con mayor rigor, lo que supone un paso significativo hacia un entorno más seguro y equitativo en el deporte.
Otra medida destacada es la prohibición de que las empresas con 50 o más trabajadores, que no cumplan con la obligación de tener un plan de igualdad, puedan participar en contratos del sector público. Además, los partidos políticos deberán incorporar planes de igualdad que incluyan medidas para prevenir la violencia machista y protocolos de actuación frente a ella, reforzando así el compromiso con la igualdad en la esfera política.
En el ámbito de la investigación y el desarrollo (I+D+i), la ley propone evaluar los méritos, currículos y trayectorias investigadoras con una perspectiva de género, reconociendo que las mujeres, especialmente aquellas que deciden ser madres, enfrentan obstáculos adicionales en su carrera profesional.
Un camino aún por recorrer hacia la igualdad efectiva
Pese a los avances que supone esta nueva ley, la UGT subraya que aún queda mucho por hacer para lograr la igualdad de género. Muchas mujeres siguen enfrentando precariedad laboral, desigualdad salarial y dificultades para conciliar la vida familiar y laboral. Además, el acoso sexual y por razón de sexo continúa siendo una realidad para muchas trabajadoras, al igual que el desempleo, que afecta desproporcionadamente a las mujeres.
Aunque la legislación en esta materia ha progresado significativamente en los últimos años, las resistencias a su implementación efectiva persisten. Por ello, desde el sindicato se insiste en la necesidad de mantener un esfuerzo constante y decidido para garantizar que la igualdad de género sea una realidad en todos los sectores de la sociedad.